Un actor, dos bailarines y tres músicos hacen posible este espectáculo para todos los públicos con el flamenco como telón de fondo. El sueño de Zyriab, escrita y dirigida por Martí Torras Mayneris es un viaje mágico al mundo andalusí en el que Zyriab creó uno de los tesoros musicales del mediterráneo.
La aventura empieza en el presente pero, en un santiamén, la acción nos transporta a la Bagdad de las mil y una noches, al Emirato de Córdoba o al Desierto del Sáhara donde viviremos peripecias emocionantes, cargadas de humor y de belleza escénica.
Zyriab, músico y poeta genial, realizó su sueño de hacer posible la convivencia de los pueblos por medio del arte: Nawba es una música luminosa producto del diálogo de las culturas musulmana, cristiana, judía y bereber.
Ibrahim, un esclavo catalán que trabaja de sirviente en la casa del músico más famoso del Al-Andalus -el gran Zyriab– es secuestrado por error y deportado en Bagdad, donde tendrá que cantar y tocar el laúd ante el gran Califa.
Llega la hora de la actuación, e Ibrahim está obligado a hacerse pasar por Zyriab, bajo pena de muerte. Pero él no sabe cantar ni tocar el laúd. Nervioso, temiendo por su vida, decide seguir el juego pero no lo consigue. Ante la cólera del Califa le explica que él es sólo un humilde amigo del músico que se ha adelantado para llevarle unos regalos ( el laúd y sus partituras ) y durante varias noches, escondiendo la muerte de Zyriab, logra salvar a la vida contando historias sobre su amo que divierten al Califa: La envidia de su maestro, el exilio viajando por el Sáhara durante años, su viaje a Córdoba, la amistad con el Emir de allí, las aportaciones humanistas a la ciudad en materia de música, belleza, cocina, arte, moda,…
Los meses pasan, las anécdotas se suceden y Zyriab no llega. El califa descubre el engaño por una carta donde se anuncia que Zyriab lleva ya más de un año muerto. Ibrahim cuenta su último cuento: La muerte de Zyriab, y tanta es la sinceridad y el amor que desprende en él, que el rey, enternecido, la amnistía, y lo recompensa con oro con el único peaje de contar aquella historia en todo el Al-Andalus para que nadie olvide la aportación musical y humanista de aquel gran ciudadano de Bagdad.
Y así es como Ibrahim (y en la actualidad su descendiente y una tropa de músicos y bailarines) van contando su historia y la de Zyriab por todas aquellas tierras que un día fueron musulmanas.
La danza, el canto y la música nos ayudan a entender la herencia de este músico árabe de origen persa del s.IX y nos transporta a las costumbres cotidianas del Al Andalus: el ambiente de las calles de Córdoba, la vida y la muerte en una tierra privilegiada, admirada por todas partes, donde convivían en relativa paz diversas culturas como la musulmana, la judía y la cristiana.
Zyriab, hombre singular y avanzado a su tiempo transforma las costumbres de este país, revolucionando la música y su enseñanza, fundando el primer Conservatorio, influyendo en la moda del vestir, aportando tratamientos para la belleza, introduciendo recetas culinarias, el orden en el que se debe servir la comida, el uso de los vasos y copas de vidrio, el ajedrez, etc.
Aparte de dar a conocer la vida de este personaje, el objetivo de este espectáculo es recrear una época bastante ignorada por nuestra historia, vinculada generalmente a las guerras santas. La admiración que despertó al Al Andalus por todo el mundo y la extraordinaria herencia que supuso para el mundo occidental y más concretamente en este país, son motivos suficientes para rendir honor a esta figura olvidada.
Dramaturgia
Martí Torras Mayneris
Intérpretes
David Planas, actor
Mónica Cano, danza
Ivan Góngora, danza
Riadh Abdel Alí, percusión
Alba Carmona, cante
David Coll, guitarra y laúd
Dirección escénica
Martí Torras Mayneris
Coreografía
Ivan Góngora y Mónica Cano
Música
David Coll Bailador
Escenografía
Pablo Paz
Vestuario
CarmePuigdevalliPlantés
Sonido
Aniol Duch
Iluminación
Àngel Puertas
Con la ayuda de
Ajuntament de Girona
Ajuntament de Celrà