La Fumiga son la prueba más concluyente que el territorio valenciano es el que más cantidad de bandas de música popular concentra por habitante y por metro cuadrado, así que ya era hora de que su camino y el del pop se cruzaran. Y también la más rebosada. Se ahogaron en la tradición de bandas nacidas en los pueblos de la costa desde Vinarós a Guardamar, que la clapegan de norte a sur y la cubren también de este a oeste, adobados en toda esa noble nisaga de charangas, pasacalles, amplias secciones de viento y de percusión. Y este colectivo de doce músicos de Alzira, formado en 2012, ha terminado por convertirse en uno de los relieves naturales, junto con los Zoo, de aquellos grupos valencianoparlantes que ostentaban mayor capacidad de convocatoria hasta hace unos años: Orxata Sound System, La Gossa Sorda o Aspencat. Y lo han hecho mejorando todo eso que han heredado, y adaptándolo a los tiempos que vivimos. Con espíritu festivo, conciencia social y colectiva, apertura de tienen esto que parece fácil, pero es muy difícil: capacidad de conectar con el gran público. Arraigar en su memoria y también hacerla bailar. Solo dos álbumes y un buen puñado de singles los han bastado para ocupar el sitio de privilegio que tienen. También un buen reguitzelo de colaboradores filos. Y con un productor de prestigio que es prácticamente como otro miembro de la banda, el experimentado Mark
Dasousa. EPs como Próxima parada (Halley Records, 2020) y álbumes como Espremedors (Halley Records, 2019) y Fotosíntesi (Halley Records, 2021), con notables colaboraciones como las de Zoo, Suu, Pupiles, El Diluvi, Jazzwoman, VaDeBo, The Tyets, ESTHER, Samantha o Jonatan Peñalba.
Discos que albergan canciones que acumulan a veces millones y a veces centenares de miles de escuchas, como «Mediterrània«, «Hagi de passar» o «Ja no fa mal». Y con todos sus factores combinándose para rellenar una coctelera en la que se combinan el pop, el ska, los ritmos balcánicos, la tradición de las brass bandos, el folk, los ritmos latinos y tropicales y ahora incluso el pop electrónico con algunas influencias de la música disco. Una fórmula tanto irresistible como eficaz.
Un Premio Carles Santos por parte del público en 2019 y un Premi Ovidi en 2020 por mejor disco de mestisaje, junto con la confirmación de la gran acogida por parte del público, que los ha convertido en todo un fenómeno, avalan hasta ahora la carrera de un grupo que hace bandera de la empatía, la autoestima (y la estima también a los otros) y la luminosidad, tal como luce el título de su contagioso último trabajo.
Artur Martínez, voz
Jose Beteta, voz
Xavier Cantera, percusión
Iván Ortega, bombardino
Arnau España, trompeta
Sergio Giménez, trombón
Ramiro Sánchez, trompeta
Josep Ferre, saxo
José Andrés González, bajo
Antoni España, batería
Héctor Vila, trombón
Asier Gonzalez, trompeta
Martí Torras Mayneris, Direcció artística
David Fornet, Disseny i tècnic de so
Marc Torner, Disseny i tècnic de llums
PRO 21, Management i distribució
Espremedors , 2019
Pròxima Parada , 2020
Fotosíntesi , 2021